"Mirar del ojo
cotidiano"
Todos los uruguayos conocen las limitaciones de su país. Es pequeño, está en
"vías de desarrollo", lo habitan pocas personas y se ubica dentro de América
del Sur. Se autodefinen como un pueblo donde predomina la ideología de la clase media,
inconformista pero pasivo, culto y relativamente tranquilo (sobretodo si se lo compara con
otros países del continente). La visión popular recorre un constante proceso
dialéctico; lleno de melancolías gloriosas del país que fue y vislumbrando un futuro
poco prometedor, quejas de lo que era y esperanza de lo que será. Yo soy uruguaya y
crecí bajo esas premisas. No es que siga una a una todas las reglas del "ser
uruguayo"-de hecho nadie lo hace- son sólo simples estereotipos, pero son tan
fuertes y los repetimos tanto que terminan "siendo lo que somos". Desde allí
doy mi punto de vista concreto, desde allí observo lo que está sucediendo con el cine y
el teatro en mi país. Decidí inaugurar ésta sección con un mirar del ojo
cotidiano, con comentarios que escucho al salir de una función, con cosas que las
encuestas no registran. Lo elegí porque me parece una buena introducción (sobretodo para
lectores ajenos a ésta realidad), la vox populi dice mucho y es más cálida
para dar la bienvenida.
Teniendo en cuenta el tema de la producción cultural, el país del
pasado vió nacer a un escritor como Onetti y a un pintor como Torres García. Por el
teatro pasaron varias figuras y lo siguen haciendo, porque su movimiento es casi
vertiginoso para un mercado tan limitado (se estrenan más obras aquí que en Broadway).
No ocurre lo mismo con la tradición audiovisual que recién parece querer despegar en
éstos últimos tiempos. Mucho se comenta de los primeros intentos, que pretendieron tanto
o que manejaban conceptos que el público uruguayo en general no supo interpretar. El año
pasado se estrenó la película "Una forma de bailar" de Alvaro Buela, historia
sumamente simple que no pretendía más de lo que era. El público la aceptó. Lo que le
gustó a la gente es verse en la pantalla, distinguir cosas y costumbres de su país, se
enorgulleció con esa suerte de espejo. Ese fue tan sólo un camino, pero existen millones
más.
Me gustaría por último referirme a la otra cara del asunto: el
consumo de la cultura. La reducida población limita el desarrollo del
espectáculo por una simple cuestión de mercado. Pero la situación es diferente en el
caso del teatro que en la del cine. El teatro en general no atrae a los jóvenes actuales.
Me parece que están adaptados a otro tipo de estética, ritmo y narración. Al teatro hay
que aprender a quererlo, hay que acostumbrarse a sus tiempos, hay que comenzar a sentirlo.
Por eso me llama la atención la cantidad de público jóven que visita los escenarios hoy
aquí, es como si exigieran un descanso a la sucesión de imágenes, a la lejanía que a
veces provoca una pantalla y pidieran actores de carne y hueso a los que
inclusive pueden escuchar respirar. Es importante que se llenen de espectadores las
butacas, porque hay mucha gente que come y se desvive por el teatro y es duro ver
frustradas las ganas de muchos. En cine es otro el tema. Aquí el problema es la cantidad
de películas que efectivamente se pueden traer. Por supuesto llegan las más taquilleras,
sobretodo las norteamericanas. Pero existe una gran carencia de lo que se llama cine
extranjero. Tan sólo Cinemateca, que es una organización sin fines de lucro
autosustentada a través de sus socios, logra traer piezas interesantes y por supuesto
inéditas en las salas cinematográficas del país que de otra forma jamás llegarían.
Los estrenos mundiales llegan lentamente. Al final de ésta columna presentaré un detalle
de lo que se está mostrando en el Uruguay, algunas películas que yá fueron premiadas
con el Oscar recién se integrán al repertorio.
Este breve panorama, para nada exhaustivo, quizo tan sólo servir de
cerradura para poder vichar lo que está ocurriendo en el Uruguay. Los
próximos capítulos referirán a temas específicos, a obras específicas. Me despido por
acá hasta la próxima entrega.
Agustina Chiarino. |
CINE
PELÍCULAS:
El oro de Ulises
Su majestad, la señora Brown
Cigarros
Titanic
Mejor...imposible
El Chacal
Alien (la resurrección)
En busca del destino
Todo o nada
El ciudadano Bob Roberts
El abogado del diablo
La reliquia
Siete años en el Tibet
El poder de la justicia
Carne trémula
Aquel viejo sentimiento
TEATRO:
Arte
Cómo rellenar un bikini salvaje
Quién le teme a Italia Fausta
El prisionero de la segunda avenida
La familia, ¿todo bien?
La grulla del crepúsculo
Decadencia
Extraña pareja
Barro negro
Ysi la ves dale un beso
Todo lo que usted quería saber sobre el sexo y se animó a preguntar
Los psico-locos
Las cosas del cantar
Las musas abandonadas
Urbania, la ciudad sin fin
El conventillo de la Paloma
Agustina Chiarino. |